Sunday, November 27, 2005

Cuando el mero observador deja de serlo para convertirse en culpable

Cargado de responsabilidad e inocencia, Parco, prefirió dejar de recordar para no pensar que lo podía olvidar.
Se dejó llevar y esperó a que le vinieran a buscar con el fin de poder perder una vez más. Clamaba por una ciudad que no se agotara al anochecer, con ensambles de neón que le permitieran engordar su colección de
luminosos de farmacia y un gran ventanal en el que no sintiera vergüenza de descubrirse sensiblemente reflejado.
Era Parco, aquel que conoces cuando crees que no te reconoces.
Como diría él: “Hoy por ti y mañana también”.

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