Thursday, November 24, 2005

Querer y no poder.



La mujer preguntaba por un cementerio de mascotas. Si había alguno. Alguno cercano. Tan sólo le quedaba la correa roja del pequeño "bicho" y un saco de comida para perros con pedigree. Paseaba por el parque con la correa, hacía la compra con la correa y perdia la razón sin razón pero con la correa.
La anciana buscaba un lugar en el que los jardineros se afanaran por mantener limpio de hojas secas el sendero que le conduciría al cubículo en el que depositaría los restos de "bicho". Con deslumbrantes fuentes y variada vegetación. Un rincón en el que no la importaría pasar las tardes hablando sobre
Sartre, el capitán Richard F. Burton o de los sugerentes pensamientos que le provocaba la lectura de Lolita.
Lo cierto es que buscó y buscó, y encontró cuando la correa roja paseaba sola por el parque, hacía la compra sola y perdía la razón sin razón pero...

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